Mattel se ríe de sí mismo a través de “Barbie”, la cinta que se acaba de estrenar con más de 150 mil entradas en preventa en las salas locales. ¿Cómo una muñeca apuntada con el dedo por profundizar estereotipos femeninos logró torcer su reputación de marca?
La muñeca cobra nueva vida en la película debido a que se cuestiona desde su origen, acompañando -por fin- a sus miles de defensores y detractores, que llevan haciendo esto desde hace años.
En 2014, Mattel se preguntó por qué este icono de las navidades chilenas y de mercados de todo el mundo estaba perdiendo relevancia. Ya no vendía lo mismo. Y la conclusión a la que llegaron sus ejecutivos fue que la muñeca no reflejaba el aspecto físico del mundo que la rodeaba.
La nueva estrategia tuvo su momento en 2016. Ese año, tras décadas de venderse como una figura asociada a una perfección alejada de la vida misma (cuerpo esbelto, pelo rubio, ojos claros), el ícono de esta empresa lanzó una nueva colección, con diversos tonos de piel, cabello y tipos de cuerpo. Su transformación apuntaba a encantar a nuevos públicos. Y seguir vendiendo unidades.
“Barbie” aprovechó un atributo que la hizo esencial: ejercía carreras y oficios en años en que las mujeres apenas eran consideradas para tareas de cuidados dentro del hogar, y las niñas sólo jugaban a ser mamás de muñecas. Y desde entonces, cambió su fisonomía.
La película lo deja claro, pues cuenta lo aburrida que era la vida de las jóvenes cuando sólo existían juguetes que imitaban a bebés. Y remarca que hoy cualquier mujer puede ser “Barbie”, pues las pautas de belleza convencionales ya no son un requisito para identificarse con la figura que revolucionó esta industria desde la década del 50.
Puede que Mattel se pase de la raya: en la película, la Presidenta es una mujer, las integrantes de la Corte Suprema son mujeres y las ganadoras del Nobel son mujeres. No importa, porque el copamiento del discurso empuja el nuevo ideal al que apunta la empresa.
“Barbie” se sirve de la gran pantalla para reclamar para sí el advenimiento de una nueva muñeca asociada a estándares de belleza actuales, queriendo entrar al terreno de los roles de género que hoy campean.
La decisión de llevar a “Barbie” a los cines define los esfuerzos de una compañía multinacional por querer cambiar. Honesto o no, Mattel estima que este debe ser el camino a recorrer para aglutinar a su alrededor a un público más diverso y transversal. Siempre con Ken como acompañante.
Por Camila Uribe / Directora de Estrategia de Raya