- “Los canales online son extremadamente susceptibles a que la interpretación de estos tenga un alto grado de subjetividad, ya que están insertos en un entorno que está diseñado para el lector”, comenta el director ejecutivo y CBO de la agencia internacional HOUSE of NEURO.
En un estudio, a una persona le piden identificar una imagen a partir de un pequeño fragmento. A medida que va transcurriendo el tiempo, se le va proporcionando al participante una sección más amplia de la imagen. Finalmente, es capaz de identificarla. La primera vez habrá necesitado una mayor cantidad de tiempo para reconocer qué está viendo, la segunda vez ya identifica más rápidamente porque ya sabe de qué se trata; por último, es capaz de completar en su mente el cuadro, incluso sin necesidad de verlo en su totalidad. Hay una preparación perceptiva previa, que en psicología lleva el nombre de subliminal priming.
En la lectura ocurre algo similar. Si se presenta a una persona una lista de palabras entre las que se encuentra la “caminante”, posteriormente se le pide que participe en una tarea de completar palabras, las posibilidades de que ante la presentación de las letras “Cam” dé como respuesta “Caminante” son mucho mayores que si no se hubiera visto previamente esa palabra en la lista inicial.
Esto nos lleva a pensar que en un mundo donde creemos estar en control de nuestros actos, existen tantos sesgos cognitivos que nos guían o modifican nuestro actuar y aún más nuestro pensamiento y toma de decisiones. ¿Y qué pasa cuando estoy recibiendo información relevante? Por ejemplo, leer las noticias diarias mediante el medio que sea para estar al tanto de lo que pasa día a día. Tenemos dos canales que podemos utilizar para informarnos desde el punto de vista de la conectividad: online y offline.
“Los canales online son extremadamente susceptibles a que la interpretación de estos tenga un alto grado de subjetividad, ya que están insertos en un entorno que está diseñado para el lector. En mi página de Facebook viene la misma noticia rodeada de información que los algoritmos de consideran que llamará mi atención y no la de otra persona”, dice Juan Pablo Rodríguez, director ejecutivo de RK Neuroconsulting y CBO de la agencia internacional HOUSE of NEURO.
“Los sesgos de confirmación tienden a hacerme creer que una información es más relevante si está alineada con mi forma de pensar y eso aumenta aún más la subjetividad de la misma noticia. Entendiendo estos conceptos, reflota la magia de la prensa escrita en papel, donde cualquiera lee el mismo pedazo de información, estamos confrontados al mismo tipo de información y podemos hacernos una idea de una noticia en igualdad de condiciones y no tenemos influencia del entorno que modifique en una dirección positiva o negativa un mismo contenido”, explica Rodríguez.
Según esta visión, el papel es el mismo para todos y mantiene una objetividad imposible de alcanzar en redes sociales o incluso la prensa digital, “donde el contenido se adapta al lector en base a las famosas cookies que dominan la navegación en Internet”.
El experto asevera que “si uno quiere mantenerse realmente bien informado basta con un sillón cómodo y un buen diario impreso en el viejo y conocido papel para mantener mucho más balanceado nuestro conocimiento en el termómetro de la actualidad, sin las distracciones de las plataformas digitales y las redes sociales”.
“En definitiva, esta es una de las tantas razones por las que el papel y el periódico -que en Chile lo tenemos desde principios del siglo XIX- difícilmente dejará de existir. La tecnología nos puede ayudar a llegar más rápido a las noticias, pero la profundidad tiene más cabida en los impresos”, cierra Rodríguez.