Hace 15 años, en el mundo del retail, comenzó con cierta timidez el reemplazo de la cartelería tradicional por una basada en pantallas. Algunas incluso eran televisores conectados a sistemas de DVD o pendrives, desde donde se cargaba la información a ser exhibida a los clientes externos, con mensajes que tenían nula capacidad para variar y adaptarse en tiempo real. Poco tiempo después, bajaron los costos y mejoraron las tecnologías, imponiéndose un tipo de cartelería con softwares que hicieron de la transformación digital un proceso muy intenso entre 2010 y 2012.
Hoy nos encontramos en un punto, donde la importancia de esta transformación dejó de estar enfocada sólo en las pantallas y cada vez se asocia más a la capacidad del software de comunicar de forma versátil. Por ejemplo, en el caso del retail -donde el intercambio de información entre la tienda y sus clientes requiere de una alta intensidad-, la sola instalación de “cajas” hace tiempo que dejó de ser suficiente.
Porque no se trata sólo de tener variedad y cantidad, la real transformación digital está relacionada también con la forma de atender a los distintos actores que participan de los canales de comunicación y de cómo estos se intercambian información, de punta a cabo, en forma omnidireccional y no para un simple receptor.
Es decir, no se trata sólo de cambiar el soporte, sino también de la manera cómo se transmiten y administran los mensajes para los distintos públicos -clientes externos e internos- dentro de la cadena, uno de los objetivos estratégicos de la transformación digital. Eso lo dan softwares específicos que permiten la administración de contenidos y dispositivos profesionales de este tipo.
La cartelería digital 3.0 está evolucionando hacia la experiencia personal de compra, que va más allá de la simple transacción. El e-commerce le ha impuesto al punto de venta tradicional desafíos que invitan a repensar para qué vamos a obligar al cliente a desplazarse hasta la tienda para hacer su compra. ¿La respuesta? Que en esa visita se genere un centro de experiencia que aporte valor, con distintos niveles de mensajes.
Uno puede ser transaccional, con información sobre ofertas concretas; otro relativo a la visita misma, por ejemplo, cómo acompañamos al cliente en la búsqueda de una determinada tienda, y, por último, un mensaje sensitivo, es decir, cómo variamos el ambiente para que su estadía sea realmente única.
Hay que terminar con el error de comprar sólo pantallas y no una solución que permita administrar la cartelería digital exitosamente con mensajes diversos. La gran ventaja de estos softwares es que, no importando el tipo de formato, tamaño y tecnología visual a operar, tiene la inteligencia para reproducir contenido y ser gestionado en forma remota, ya sea con MagicInfo o con los más de 200 softwares compatibles con la plataforma Samsung Smart Signage Platform (SSSP).
Por Álvaro Amar, Gerente de Soluciones Cartelería Digital y Monitores de Samsung Chile.