Jaime estudió periodismo en la Universidad de Chile, pero lo suyo ha sido el teatro en El Aleph de los 70, y también la música, integrando una docena de bandas dedicado especialmente a tocar jazz durante muchos años. Desde la universidad ha recorrido la vida con una correa en el hombro cargando una cámara, con la finalidad principal de tomar la distancia justa con las personas que permita una buena conversa mientras el retrato ocurre.
Se inició profesionalmente como fotógrafo en los años análogos cuando todo se hacía con cámaras de placas de 4 x 5 pulgadas, excepto los modelos con maravillosas Hasselblad a rollo de medio formato. Una vez llegada la revolución digital fue Camila, su hija mayor, hoy fotógrafa también, quien lo inició en el mundo computacional, sumado a una sociedad que formaron con Roger Silberstein (Q.E.P.D.), quien fue un adelantado a su época en lo que a fotografía digital se refiere.
Puede ser el fotógrafo activo más antiguo del ambiente publicitario. Por ello ha trabajado en cientos de proyectos con la mayoría de las agencias, creativos y clientes, y pretende seguir haciéndolo por mucho tiempo más porque ama lo que hace y además lo digital permite resultados consensuados a partir de una dinámica de aprobación instantánea con los clientes y creativos que pueden ir viendo resultados en el computador.
También su trabajo ha estado del lado de la producción audiovisual como director de comerciales durante 10 años, cuestión que recuerda con gran afecto y alegría pero que no volvería a hacer. Hoy sigue haciendo dirección de fotografía en comerciales con algunos directores de mucha amistad y confianza.
A mediados de los 80 ayudó con Eduardo Módolo a formar FOTOP, asociación de la que fue su primer presidente y sigue formando parte
hasta hoy, porque es el espacio natural de camaradería de profesionales de la fotografía que han llegado a ser grandes amigos en un ambiente de respeto mutuo.
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