Cabe notar un punto de inflexión, y que marca la crisis mundial de la televisión abierta en la actualidad: la irrupción de las nuevas plataformas digitales para la difusión de contenido audiovisual. En julio, la otrora poderosa BBC despidió en forma masiva a más de mil trabajadores, lo que representó un golpe durísimo, y quizás definitivo, para la televisión pública y su modelo. Fenómeno clonado a escala nacional con la actual crisis de TVN.
“La gente tiene la televisión que merece”, se oye con cierta regularidad. El problema es que muchas veces la frase suena vociferada por Damocles, totalmente resuelta, llena de prejuicios, y ya cuando la espada está a milímetros del cuello en las audiencias. Entonces, desde la tribuna ya no queda nada más que esconder la sangre, acción que casi todos los medios ejecutan legítimamente en una clara maniobra de auto-preservación.
Desde hace años se viene discutiendo acerca de la calidad de los medios audiovisuales en Chile, y en particular respecto de los contenidos de la televisión abierta. Los reproches más severos hablan de “banal”, “sensacionalista” y “manipuladora”, que sólo “muestra más de los mismo” y que “carece de credibilidad”. Casi, casi, como suena la política de nuestros días, y es que ahí también tenemos show para televisar.
Ya es bastante claro que con la aparición del primer televisor, cambió el devenir del mundo entero; por su carácter expresivo, de registro histórico y alta influencia. Sin embargo cabe notar un punto de inflexión, y que marca la crisis mundial de la televisión abierta en la actualidad: la irrupción de las nuevas plataformas digitales para la difusión de contenido audiovisual.
En julio de este año, la otrora poderosa BBC despidió en forma masiva a más de mil trabajadores, lo que representó un golpe durísimo, y quizás definitivo, para la televisión pública y su modelo. Fenómeno clonado a escala nacional con la actual crisis de TVN, que también involucró gente en la calle, pérdidas millonarias y pésimos resultados de audiencia. Hoy es evidente que el mercado de la televisión abierta se está reduciendo y se encuentra en un margen estrechísimo, producto de plataformas como Youtube, Netflix, Amazon, y en general de los contenidos pagados, que cada vez y con mayor rapidez, se vuelven espacios de alta visibilidad, muy comentados y valorados por las audiencias.
Hace algo más de 10 años el duopolio de la producción audiovisual descansaba en los canales de televisión y productoras independientes, pero desde ahora el escenario ha cambiado en forma rápida y dramática. Los públicos, cada vez más informados, han modificado sus conductas de consumo desde las programaciones impuestas a la libre demanda.
¡Señores! probablemente estemos ad portas del funeral más polisémico de la historia, al sepelio más medial y con el mayor número de lloronas pagadas que se ha visto. ¿Ve venir el cortejo?… ¡Ahí viene! Un inmenso ataúd lleno de gerentes, productores, estudios, chroma key, plumas, SFX y por supuesto un montón de flowchart y modelos de negocio que contemplan rating, tortas publicitarias y negociaciones para un Festival de Viña que ve cada vez menos gente, todo metido en la misma bolsa de gatos. La caja idiota, está dando sus últimos estertores y cual José K. se transforma en un bicho irreconocible que en cualquier momento el streaming con su envergadura y billetera poderosa va a reventar en un millón de pixeles.
El discurso audiovisual, hoy en día crossmedial y transmedial, vibra, resplandece y zapatea a un costado de la lápida que comienza a instalarse y que versa R.I.P. TV.
ESCALA MACIMÉTRICA
¡HURRAS Y VÍTORES!:
Para Marshall McLuhan que predijo toda esta crisis con 40 años de anticipación. Un maestro, genio y capo, todo a la vez.
CHAPÓ:
Para Netflix por reinventarse desde sus orígenes como modesto videoclub hasta convertirse en una plataforma de contenidos propios con soberbia programación. Ya le subieron los bonos a todos los imberbes de “Stranger Things”.
OKEY… APROBADO:
Para la TV de los 80´; más educativa, más sana, más lúdica, más creativa. ¿Recuerda al Iván Arenas que no decía garabatos?
MAOMETANO, NO MORE:
Para contenidos como los de “Vía X”, que sin encontrar cabida en TV abierta tuvieron que atrincherarse en el cable… esto hasta que los viles intereses económicos resolvieron hacerla volar completa desde VTR. Ignominia total.
SOPA DE NATRE:
Para los cerebros creativos que copian a programas extranjeros como “Undercover Boss” (“El Jefe en tus Zapatos”. Chilevisión) y Necessary Roughness (“Nadie está libre”. Canal 13). Una señal más de nuestra pobre, crítica y nefasta creatividad para la generación de contenidos. Una soberana vergüenza.
TUMOR YODA:
Para los editores de noticieros que programan 90 minutos de una mezcla de desastres sociales, criminalidad y muerte con farándula que importa un comino, majadera autopromoción de teleseries pastiche, y bloques deportivos que en realidad son mero e insufrible fútbol con thrash metal de soundtrack. En su conjunto, suplicio para oídos, mente y corazón.
YOGURT DE AJO:
Para todos los que siendo “seres humanos, como todos, pero poderosos” se dieron maña para retrasar con indicaciones ridículas una y otra vez la ley de televisión digital, con el fin de no perder la ubre añeja desde donde bebían hasta el hartazgo, so pena de abandonar al resto de la civilización (iguales a ellos pero no poderosos) en el sumidero de un puñado de canales televisivos repletos de “Tumores Yoda”. ¡Damocles por favor haz caer tu espada!
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