Todos nuestros padres nos insistieron en aprender matemáticas porque en algún momento de la vida las necesitaríamos. Lo que muchos no sospechaban es que las matemáticas serían esenciales para los juegos de azar, especialmente para jugar a la ruleta.
La ruleta es fruto del Renacimiento y la Edad Moderna, una época que marcó el desarrollo científico de la humanidad. En ese momento nadie sabía que se convertiría en uno de los juegos más populares de la historia. Por eso repasamos su historia.
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Posibilidades según cada apuesta
Gracias al matemático y físico francés Blaise Pascal, es que hoy podemos probar nuestra suerte apostando al color, la docena, la columna o el número.
Sin embargo, esto no ofrecía ninguna ventaja para la casa (que siempre gana, o eso quiere). Por eso en 1842 los hermanos Blanc cambiaron para siempre el azar añadiendo el 0 a la ruleta, pasar de 36 a 37 casillas, cambió las posibilidades a favor de la casa.
Estos son los chances reales de ganar según el tipo de apuesta:
- Color (rojo o negro): 18/37 = 48,6%
- Par o impar: 18/37 = 48,6%
- Primera o segunda mitad (falta o pasa): 18/37 = 48,6%
- Doble docena y Doble columna: 24/37 = 64,8%
- Docena y Columna: 12/37=32,4%
- Seisena: 6/37 = 16,2%
- Cuadro (4 números) / Esquina (0-3): 4/37 = 10,8%
- Línea (3 números): 3/37 = 8,1%
- Caballo (2 números): 2/37 = 5,4%
- Número (pleno): 1/37=2,7%
En la ruleta hay 37 números, los cuales van del 0 al 36. Los jugadores deciden su apuesta en un tablero llamado paño, donde se distribuyen los números y posibles apuestas.
Para los casinos, las matemáticas son sus aliados. Por eso se inventaron la ruleta americana, una que tiene un 00 o doble cero que cambia las posibilidades a favor de la casa.