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Zoomcumbir

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Como una especie de Damocles microscópico, el Covid-19 vino a ser el corolario inesperado y salvaje que puso cota, a lo menos transitoria, a la exacerbación social inaugurada el 18 de octubre. De esta forma, un aguacero internacional vino a extinguir nuestro fuego doméstico. A punta de enclaustramientos, miedos atávicos, críticas políticas, tutoriales para la confección de mascarillas, y uno que otro helicóptero en fuga a valles más despejados.

Y mientras la naturaleza se refocilaba sobre aguas prístinas en Venecia y hacía descender cóndores a los balcones de La Reina, la gente común se volcaba ansiosa a sus RR.SS. para no zoomcumbir a la soledad y seguir en contacto con el otro; teletrabajando, telestudiando, o simplemente para telesaber qué cosas pasaban alrededor de su arrabal.

En menos de 2 décadas ya hemos experimentado cambios feroces. El 2001, después del 11/9, la globalización nos enseñó su dimensión más terrorífica, el mercado su exacerbada sensibilidad mediática, y los gobiernos poderosos el sacrificio de las libertades individuales, en síntesis, el miedo exhibiendo su peor cara. Por estos motivos, es que no es de extrañar que una pandemia como la sobrellevada en nuestro tiempo, y de la que aún no termina el control de daños, es la que probablemente más tumbos traiga aparejados para el futuro; nuevos protocolos en la convivencia internacional, urgente regulación del trabajo virtual, complejas mecánicas de salubridad en aeropuertos y un consabido etc. Como una gran nube interconectada, el planeta entero ha tenido que reconocer su impotencia para luchar contra una microplaga esquiva, que ha transpuesto a la humanidad completa a un metro y medio de distancia.

Miles de industrias eclipsadas, un montón de pequeñas y medianas empresas borradas de cuajo, grandes compañías heridas con un desangre crítico, gobiernos en jaque, ciudadanos aterrados, proliferación de fake news y teorías confabuladoras de todo tipo. Un preámbulo cuasi perfecto para el fin del mundo estilo H.G. Wells.

Shakespeare escribió Macbeth en cuarentena, Philippe Verdelot resuelto agregó música al Decamerón, Lutero abrió su casa para atender a los enfermos. La Peste Negra es probablemente el único y más forzado referente para un 2020 teñido de muerte, y mientras la carrera por una vacuna hace ruido a los conspiracionistas y los expertos en virología crecen exponencialmente, en Chile más de 40 millones de dólares reunidos para la Teletón demostraron que un clic en la web resulta más contundente que un montón de abrazos y globos de regalo con estampados del Banco de Chile.

¡El mundo cambió! ¡El planeta ya no será el mismo! En la piel con seguridad, pero más al hueso, no lo sé, el egoísmo de algunos sigue estando intacto, la oportunidad de sacar tajadas deshonestas continúa, el abuso de poder no se amilana, aunque lo que esté en juego sea la empatía, medicamentos o respiradores mecánicos.

Un colega y Director de una Escuela de Comunicaciones subió a su Instagram la fotografía de un desinfectante que hacía rato andaba buscando con desesperación, para su sorpresa, se vio obligado a comprarlo en un pack con otro tarro difusor para matar arañas. El corazón humano es tan engañoso y cierta publicidad tan miserable, que hace creer a algunos que bacterias, virus y malas costumbres se matan con el mismo producto. Ojalá el claustro nos permita ver en el futuro estrategias shakesperianas de marketing bien intencionado, creatividad con preludios dignos de Verdelot y cambios del corazón como los del buen Lutero. Pero tal vez esto sea mucho pedir para un país donde los pumas difícilmente volverán a pasearse por Ñuñoa.

ESCALA MACIMÉTRICA:

¡Hurras y Vítores! 

Para el personal médico y paramédico de hospitales públicos que no se deja amedrentar por este infame bicharraco.

Chapó 

Para Medtronic, compañía líder en dispositivos médicos, que liberó la patente de su respirador portátil con el fin de producirlo en distintas partes del mundo.

Okey… Aprobado 

Para los gestores y tripulación de los aviones de emergencia que retornaron a compatriotas varados en el extranjero. Aunque debió ocurrir con más premura.

Maometano, no more 

Para los 500 respiradores “made in China”, que finalmente, parece, llegaron al más puro estilo de Ian Fleming.

Sopa de Natre 

Para nuestro Presidente de la República, quien mintió al decir que se bajó de su caravana en Plaza Baquedano para saludar a militares y carabineros, cuando en realidad, violando su propia normativa, no se aguantó las ganas de tomarse una foto al pie del general, haciendo una especie de marcado de territorio y revancha inconsciente con quienes lo quieren fuera de La Moneda. Nunca una “piñericosas” tuvo tan poca gracia.

Tumor Yoda 

Para Johnson (“A Family Company”) que tuvo el descaro de armar un pack de Lysoform y Raid en una época donde el ahorro es vital para todos los chilenos (salvo 4 o 5 familias).

Yogurt de Ajo 

Para los futuros médicos de la UC que creyéndose una casta especial, elevaron una minuta de requerimientos para cumplir con lo que simplemente es su deber moral. Inaudito.

Por Maciel Campos @anilparcam